jueves, 21 de agosto de 2014

Viaje a Holanda y Bélgica (Primera Parte)

Aunque parezca mentira y a estas alturas del siglo XXI en una semana no he encontrado ni un sólo sitio con wifi gratis, excepto en el apartamento de Bruselas y por problemas técnicos no me pude conectar. En fin, no he podido hacer el día a día en directo pero como nunca es tarde hago la review un día después de haber llegado de vuelta a casa.

Primer día: AMSTERDAM

Llegamos al aeropuerto de Schiphol sobre las 15:00 horas. Al ser un aeropuerto internacional es gigantesco, así que entre salir, recoger maletas y buscar la estación de tren salíamos de alli casi a las 16:00 horas. El tren tarda en llegar unos 20 minutos hasta Amsterdam Centraal y cuesta 4 euros.

Una vez allí, cogimos el tranvía justo enfrente de la estación. Ojo con el tranvía, cogedlo únicamente si es necesario porque son 2,80 euros por persona y trayecto, y en una ciudad pequeña como Amsterdam no merece la pena pagar tanto para caminar menos. En nuestro caso lo cogimos porque el albergue estaba a justo en el extremo opuesto de la ciudad e íbamos con las maletas.  Nos hospedamos en el Inner Hostel, y tras discutir con una de las recepcionistas por cobrarnos algo más de lo que habíamos acordado sin querer darnos ninguna explicación, dejamos las maletas en la habítación y fuimos a comprar algo para comer (más bien merendar por la hora que era). No os recomiendo en en absoluto este albergue, a parte de lo comentado sobre la recepcionista, en cuya persona la simpatía brillaba por su ausencia, nos dieron una habitación para los cuatro diminuta y sin ventana, así que os podéis imaginar el pestazo a humedad en una habitación sin ventilación. Al fin y al cabo, para una noche tampoco nos vamos a poner exquisitos, pero hay otros albergues en Amsterdam que por el mismo precio te ofrecen algo mejor.

Después de comer algo y aprovechando que el hostel está al lado de la Esplanada de los Museos y del Vondelpark, nos hicimos el recorrido pertinente.




El Vondelpark tiene actualmente unas 47 hectáreas, así que es un lugar perfecto para pasear y disfrutar del ambiente.
En 1864 un grupo de ciudadanos acaudalados compró un terreno en los límites de la ciudad para construir un parque público y un año después fue abierto con el nombre de Nieuwe Park, hasta que se colocó una estatua del poeta holandés Joost Van den Vondel en 1867, y así se comenzó a llamar Vondelpark. Sobre 1877 decidieron ampliarlo así que creció considerablemente, de las 8 hectáreas originales a las 47 hectáreas que mide hoy día. Posteriormente, en 1953 fue vendido a la ciudad quien se encargó desde aquel momento de su mantenimiento. En 1996, el parque fue nombrado Monumento Nacional, por su valor cultural e histórico.

Y de allí nos dirigimos hacia el centro. Después de cenar algo en Leidsestraat, una de las calles más comerciales caminamos hacia el Barrio Rojo, pasando por la Plaza Dam.



En cuanto al Barrio Rojo, seguramente todos lo conozcaís o hayáis oído hablar de sus famosos escaparates. En ellos las protitutas ofrecen sus servicios. No tengo fotos porque está totalmente prohibido fotografiarlas, pero sí aprovechamos para tomarnos una cerveza por sus animadas calles llenas de bares.


Segundo día: AMSTERDAM-BRUSELAS

La intención era estar pronto para visitar la Casa de Ana Frank, pero por experiencia de la anterior vez que estuve en Amsterdam, sabía que se forman grandes colas, pero entre unas cosas y otras acabamos llegando media hora después de la hora de apertura, así que ya se había formado una cola que daba la vuelta a todo el edificio. Gran error porque nos tocó esperar tres largas horas para poder entrar, así que ya sabéis, sobre todo si váis en agosto.  Yo siempre he recomendado esta visita, aunque no esperéis encontrar mobiliario, ya que se retiró por deseo expreso del padre de Ana Frank como símbolo de la situación que vivieron los judíos en la 2da Guerra Mundial. Es escalofriante entrar al anexo del edificio por detrás de la estantería, notar como al mínimo paso cruje el suelo e imaginar cómo pudieron vivir dos familias allí escondidas durante dos años.

La Casa de Ana Frank está muy cerca de la Plaza Dam, por lo que nos dirigimos allí para que pudieran verla de día con el agetreo.

La Plaza Dam se construyó sobre el año 1270 y originalmente era una presa del río Amstel. La presa se hizo suficientemente grande como para albergar una plaza en su interior, y se convirtió en el centro de la ciudad a medida que se fue edificando alrededor. Fue en el siglo XIX cuando fuer rodeado de tierra en lugar de agua. En el centro de la plaza se erige el Monumento Nacional, un obelisco de 22 metros de altura en homenaje a los soldados holandeses caídos en la 2da Guerra Mundial.

Monumento a los caídos (izquierda), Madame Tussauds (derecha)                  




Visto esto nos dirigimos hacia el Mercado Flotante de las Flores o Bloemenmarkt. Si sois unos apasionados de las flores como yo, este sitio os va a encantar, la lástima es que teniendo que coger un avión después no me pude llevar lo que me hubiera gustado (no me quiero imaginar como llegaría una planta hasta España...), pero hay semillas y bulbos, sobre todo de tulipanes, entre otros recuerdos de la ciudad. Vale la pena la visita simplemente por ver el colorido espectacular. 
Este mercado existe desde el año 1862, cuando llegaban a diario cientos de embarcaciones con plantas para su venta. Apenas se nota hoy en día que sea un mercado flotante ya que cada establecimiento está dispuesto sobre grandes plataformas bien sujetas al borde del Canal Singel. 



Ya con la tarde echada encima decidimos ir a por las maletas al albergue y dirigirnos hacia las estación Central para coger el tren con destino a Bruselas. Aquí os recomiendo si queréis hacer el mismo viaje que cojáis el billete por internet que sale como 10 euros más barato. En taquilla nos costó unos 40 euros por persona y haciendo cambio de tren en Rotterdam.

Sobre las 22:00 horas llegábamos a la estación Norte de Bruselas, donde nos esperaba nuestro amigo. Después de cenar algo nos llevó a ver la Grand Place, que justamente coincidía que estaba puesta la gran alfombra de flores (bastante suerte teniendo en cuenta que es un sólo fin de semana cada dos años). 


Y tras una parada para probar nuestra primera cerveza belga nos fuimos hacia el apartamento. Nos hospedamos en el B-Aparthotel Louise. Está genial, con su cocina y su salón, muy cómodo, además la entrada se realiza por auto-check in, con lo cual, no importa a la hora que llegues, entras introduciendo el código que anteriormente te han facilitado via mail y tienes las llaves en el buzón de dentro que abres introduciendo el segundo código. 

Tercer día: BRUSELAS

Para este día decidimos hacer un cambio de planes de última hora y cogimos un Free Tour, ya que nos lo habían recomendado varias veces.  La verdad es que después de probarlo tengo que recomendarlo al 100%. Se trata de un tour a pie por la ciudad en la que un guía te va explicando en español un poco de historia y mostrando los edificios o monumentos más característicos. El tour dura unas 3 horas y es gratuito, y si al final te gusta, le das al guía lo que consideres. Y cómo no le íbamos a dar nada al guía que nos acompañó, lo explicaba todo con tanto entusiasmo que era contagioso. Aquí abajo os muestro en fotos lo que vimos con él.

Manneken Pis (más abajo explicaré las leyendas sobre este niño)


Galerías Saint Hubert: de 1847, fueron las primeras galerías comerciales de Europa. Miden 200 metros de longitud y está dispuesto en forma curva para que no puedas ver la longitud que tiene desde fuera (estos belgas...).

Catedral de San Miguel y Santa Gúdula: su construcción, de estilo gótico, se inició en el siglo XIII y no finalizó hasta el siglo XV. Está muy bien conservada por los receintes trabajos de restauración, pero algo sobrio a causa de los múltiples saqueos que sufrío por parte de los iconoclastas protestantes y los revolucionarios franceses. Llama la atención el impresionante púlpito barroco tallado en madera del año 1699 que más abajo mostraré ya que en este tour no llegamos a entrar. Otro detalle importante es el órgano Grenzing con más de 4000 tubos y 4 teclados.

Plaza Real: con la Iglesa de Saint Jaques sur Coudenberg (antiguamente formaba parte del Palacio Real y se ubicó un castillo) y la estatua de Godefroy de Bouillon, uno de los principales jefes de la Primera Cruzada.
Estos free tours los realizan en varias ciudades europeas, y merece la pena si os gusta sumergiros en la historia de las ciudades que visitáis. Aquí os dejo el link de su página web: www.neweuropetours.eu

Tras comer algo nos dirigimos de nuevo a ver la Grand Place ya con la luz del día.


La Grand Place está considerada como una de las plazas más importantes de Europa y su conjunto ariquitectónico (s. XVII) el más bonito de toda Bélgica. Y no es para menos. Todo el conjunto excepto el Ayuntamiento tuvo que ser reconstruido después de que en 1695 los cañones del ejército francés lo destruyera. 

Hotel de Ville o Ayuntamiento: de 1459, con una torre de 96 metros rematada con una estatua de San Miguel.
Maison du Roi: construido en 1536 y reformado en 1873. Como su nombre indica, fue la casa de los monarcas durante muchos años, y acutalmente es el Museo de la Ciudad. La entrada al museo son 4 euros, y es interesante su visita porque explica muy bien la historia de la ciudad, cómo y cuándo se construyeron diferentes edificios, cómo fue creciendo, hay pinturas, algunas esculturas, tapices, vajillas y maquetas. Además también se pueden ver en el último piso todos los trajes del Manneken Pis. (En la foto podéis comprobar que ya no sale la alfombra de flores, y es porque la foto está tomada algunos días después, cuando ésta ya había sido retirada).


De allí, nos fuimos a buscar a la Jeanneke Pis, la versión femenina del Manneken Pis. Es menos conocida y bastante más moderna que la del niño. Fue tallada en piedra caliza grisácea en 1987. Unos dicen que fueron grupos feministas los que pidieron la niña y otros que fue encargada por el dueño de un restaurante de la zona.


 Cuesta un poco de encontrar, pero si localizáis el Delirium Tremens, que es la cervecería más famosa de toda Bruselas, la estatua está al final de esa misma calle. Y hablando del Delirium, como no, entramos a probar la cerveza que lleva su nombre. No recuerdo su graduación, pero son bastantes grados para lo que estamos acostumbrados aquí, así que cuidado los que no estén acostumbrados, eso sí, está riquísima.

Ya saciados de cerveza era hora de probar otra de las cosas más típicas de Bruselas, los gofres, así que nos fuimos al lado del Manneken Pis y así lo veíamos con un poco más de tranquilidad.


Este niño meón es uno de los principales símbolos de Bruselas, y además muy querido por sus habitantes. Fue creado en el siglo XV y tras varios intentos de robo, un ex convicto consiguió robarla. Fue tal la consternación de los habitantes que en 1619 colocaron una réplica en el mismo lugar, que es la que se conserva a día de hoy.

Hay varias leyendas sobre el Manneken Pis. Entre ellas está la que cuenta que ese niño apagó una mecha encendida orinando sobre ella y salvó así la ciudad de un incendio. Otra cuenta que durante la batalla de Ransbeke se colgó de las ramas de un roble la cuna donde estaba el hijo de Godefroy y durante la batalla el niño salió de la cuna y le encontraron orinando en el árbol. Según otra leyenda, el hijo de un noble de la ciudad abandonó una procesión para orinar en la pared de la casa de una bruja que le lanzó un maleficio convirtiéndolo en estatua.


Después de esto, como aún nos quedaba bastante tiempo para el espectáculo de luces que hacen en la Grand Place por la noche, nuestro amigo de Bruselas se ofreció a llevarnos a ver el Atomium y pasar también por la Basílica del Sagrado Corazón. Ambas cosas están bastante retiradas del centro, así que es de agradecer que te lleven en coche. 

Esta basílica, aunque algo moderna, no tiene nada que envidiar a otras. Se empezó a construir en 1905 para conmemorar el 75 aniversario de la independencia de Bélgica, pero se detuvo durante las dos Guerras Mundiales y no se finalizó hasta 1971. A pesar de estar alejada del centro se puede ver desde muchos puntos de Bruselas debido a su gran tamaño: mide 89 metros de alto y 167 de largo, y por eso es la quinta iglesia más grande del mundo. No tuvimos oportunidad de verla por dentro, pero nos contentamos con verla desde fuera, ya que es realmente imponente.

Y de allí, hacia el Atomium que está un poco más hacia el norte, junto al Parque de Laeken, donde tienen actualmente la residencia la familia real. 




El Atomium es el símbolo por excelencia de la ciudad de Bruselas. Fue el pabellón principal de la Exposición Universal de la ciudad en 1958. Representa un átomo de  hierro ampliado 165.000 millones de veces. Mide 102 metros de alto (ya os podéis imaginar que también se ve desde muchos puntos a lo lejos) y consta de 9 esferas de 18 metros de diámetro comunicadas por tubos con escaleras mecánicas (creo que en la segunda foto se puede ver mejor la magnitud).
Había leído antes de ir que no merecía la pena hacer colas para verlo por dentro y nuestro amigo además de confirmármelo nos dijo que era mucho más bonito de noche, y no se equivocaba. Pocas veces en mi vida he visto algo tan gigantesco como el Atomium.

Y después de esta visita decidimos retirarnos a descansar ya que al día siguiente nos desplazábamos hasta Brujas.


Y hasta aquí la primera parte. Intentaré subir mañana el resto. 


Saludos!!



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